jueves, 27 de diciembre de 2012

martes, 25 de diciembre de 2012

Nochebuena

Dejo a mis padres en el portal del piso donde crecí y después continúo conduciendo a través de una Zaragoza aparentemente despoblada.  Me gustan mucho las ciudades a estas horas, sus semáforos iluminando inútil e intermitentemente las avenidas vacías.  Sé, por supuesto, que miles y miles de personas duermen en los edificios silenciosos que me rodean aunque, quién sabe, acaso no se han acostado todavía y cantan villancicos que yo no puedo escuchar.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Capas de cebolla

En el trabajo un agricultor me dijo que este invierno nevaría mucho porque las cebollas habían crecido con muchas capas y las avispas habían estado muy activas y picajosas en verano.

En el trabajo escuché muchas otras cosas que no quiero repetir porque cada día aparecen, sin nombre ni apellidos, en las noticias de la televisión y la radio.

En el trabajo aquel mismo agricultor añadió que este invierno nevaría mucho porque cuando nieva en la luna nueva de octubre siempre vuelve a nevar durante las siguientes nueve lunas nuevas.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Sólo una estrella

Ayer mi coro ofreció el tradicional concierto de Navidad de cada año. Normalmente soy yo el encargado de transportar nuestro material y esta vez no fue la excepción. Tras dejar todas las cosas en la iglesia de San Pedro subí de nuevo a mi Picasso para aparcarla bien y al dar la vuelta a la plaza descubrí a mi hijo en el portal de una casa junto a cuatro o cinco adolescentes más. Estaban allí sentados a resguardo de la lluvia, serios, aburridos, resignados como viejos jefes sioux, y antes de dejarles atrás creí atisbar, durante un instante, la verdadera naturaleza de su momento. ¿Puedes imaginar el color y la velocidad de la tarde de un domingo lluvioso de diciembre a los quince años de edad en un pueblo sin cine siquiera? Sólo una brillante estrella en el cielo sería una novedad.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Casi un insulto

La lluvia nocturna deforma las luces navideñas que acompañan mi recorrido hasta el supermercado. En vez de alegría me transmiten cierta grotesca tristeza, injusta y pueril. A veces la vida es tan simple -causas y efectos, acciones y reacciones- que casi resulta un insulto.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Batalla

Cada día soy más ignorante que el anterior, pienso angustiado mientras los latidos de mi corazón retumban haciendo temblar la almohada, la cama, el mundo entero.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Nada mejor

No hace demasiados días llamé por teléfono a Moli. El martes hablé con Elvira y esta mañana lo he hecho con Nán. Poco a poco muchos de vosotros vais atravesando la pequeña pantalla de mi portátil para ocupar un lugar a este otro lado de mi vida. Nunca, jamás de los jamases, me acostumbraré a la maravillosa experiencia de conocer y comenzar a querer a otra persona. No hay nada mejor.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Lo que siempre existió

Desde que sustituyeron las antiguas bombillas de las farolas por otras de bajo consumo la noche del pueblo es más lúgubre, un poco más tenebrosa, pero no me parece mal, se ve lo suficiente para caminar y el consumo de energía se ha reducido. Cuando voy a ciudades como Zaragoza o Lérida noto mucho la diferencia, allí todo es luz y más luz, tanta luz que hace olvidar la oscuridad. Pero no deberíamos olvidar la oscuridad: la noche verdadera es oscura y, en esta época del año, fría y desapacible. Quienes vivimos en pueblos tenemos la oscuridad a la vuelta de la esquina. Aquí al lado el viento sopla sobre los barbechos, sopla a través de los sotos de chopos ya casi desnudos y sobre los caminos invisibles que de madrugada cruzan las raposas y los jabalíes a pesar de la cercanía de las granjas; aquí al lado, a quince minutos de paseo, ya no hay luz de ninguna clase, sólo el campo, el silencio, lo que siempre existió, las estrellas brillando en el cielo.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Después del ensayo

Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa. A mi parecer no hace mucho frío pero de todos es sabido que mi cuerpo es de fuego. Entramos en el local ya casi vacío, pedimos nuestras bebidas y nos sentamos a una de las mesas. Cuántas veces, cuántos viernes he venido aquí con estos mismos amigos a los que quiero tanto aunque ellos no lo sepan. Hablaremos y hablaremos sin parar poniéndonos serios ahora y riéndonos después. Con ellos me siento libre de hablar sin ser políticamente correcto; con ellos puedo permitirme el placer de ser salvaje, radical, insensato, apasionado, sincero; con ellos puedo ser yo en estado puro, si algo así es posible.

Al volver a casa devoro con hambre de lobo lo primero que pillo de la nevera y después me sirvo un bourbon con hielo, subo a la buhardilla, abro la tapa blanca de mi MacBook y escribo: «Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa».

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Partita

Me siento en el retrete y escucho un violín. Es mi vecina adolescente, alumna de mi mujer, ensayando en alguna habitación incómodamente cercana. Primero toca con cierta dificultad una de las maravillosas partitas de Bach y después se arranca con una versión preciosa del Danny Boy, una canción cuya versión a cuatro voces mixtas cantamos en mi coro. Qué extraña resulta esta reunión de emociones y necesidades fisiológicas, cerebros e intestinos gruesos. ¿Será verdad que somos un misterio?

martes, 20 de noviembre de 2012

La época

Amanecer frío y gris de noviembre. Niebla alta que oculta el campanario de la iglesia de San Pedro. Por las escaleras suben las voces de la radio de la cocina hablando de las mismas cosas que ayer y mañana. Siento cómo la desesperanza comienza a anidar en mi corazón e intento combatirla, pero estoy cansado, acabo de levantarme de la cama y estoy cansado. Despierta, despierta y ponte en pie, la época que te pondrá a prueba ya está aquí.

martes, 13 de noviembre de 2012

Oscuridad en la oscuridad

Ayer a las once de la noche caí rendido en la cama y exactamente seis horas más tarde, a las cinco de la madrugada, desperté. La claraboya del techo era un rectángulo de oscuridad en la oscuridad, pura noche cerrada sin atisbo de la inminencia del amanecer.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Esperanza

Esta mañana el termómetro del coche señalaba un grado de temperatura. Mientras conducía hacia Barbastro la radio anunciaba dos buenas noticias: el Tribunal Constitucional español reconocía la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo y Barak Obama revalidaba su condición de presidente de los Estados Unidos de América. A babor y estribor se sucedían las viñas que ya han comenzado a perder sus hojas, tan bellas y ajenas a la ruina económica de las bodegas. Al llegar a la calle Saint Gaudens aparqué junto al río Vero, salí del coche y, como cuando era un niño, disfruté del humo de mi aliento al respirar.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Como tú

Mira, en realidad la vida es lo que sucede. Pero te comprendo, cómo no habría de hacerlo si soy como tú.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Todos los santos

Cada uno de noviembre me subía al coche y pasaba a buscar a mi suegro, Antonio, y a su hermano, el tío Martín. Cuando llegaba, bien temprano, siempre me estaban esperando vestidos de domingo y con rostro serio. Después conducía hacia el desierto de los Monegros y hacíamos el circuito de los cementerios de su familia: Torralba de Aragón, Robres, Senés. Eran camposantos diminutos azotados por el viento en medio de un paisaje inigualable, absolutamente maravilloso, desolado, infinito. Antonio y el tío Martín no comprendían que aquel territorio me gustara tanto, siempre decían: «Son malas tierras, malas, muy malas, aquí no crece nada, sólo el hambre», pero yo, ajeno a sus infancias pobres, disfrutaba de los ocres, las tizas, los yesos, los arbustos y, muy de vez en cuando, los solitarios árboles que aquí y allá salpicaban un horizonte plano bajo el cielo gris. Al llegar a los lugares aparcaba sobre la grava, descendíamos del coche, entrábamos en aquellas modestas necrópolis y Antonio y su hermano daban una vuelta resucitando familias, personas, el pasado. Recuerdo que sus comentarios eran como ellos: flacos, secos, austeros, mínimos. Al mediodía regresábamos a Zaragoza y siempre, indefectiblemente, comíamos un maravilloso ternasco al horno que mi suegra, Josefina, había preparado con todo su amor para nosotros.

Hoy todos están muertos. Antonio, Josefina, Martín. No existe un sólo día de todos los santos que no recuerde aquel circuito de cementerios monegrinos, pueblos casi desiertos y altos cielos oscuros sobre la tierra blanca de cal. Os quise. Os quisimos.

viernes, 26 de octubre de 2012

Una soledad semejante

No logro quitarme de la cabeza la noticia que leí el otro día y daba cuenta del hallazgo del esqueleto de un anciano que llevaba quince años muerto dentro de su casa. Quince años.

Quince años es la edad que tiene mi hijo, su vida entera, y durante todo ese tiempo, día a día, semana a semana, mientras comenzaba a caminar, mientras aprendía a hablar, durante sus primeros años de guardería y colegio, durante sus primeros cursos en el instituto, otoño tras otoño, navidad tras navidad, ese hombre yacía muerto en su cama sin que nadie le echase de menos. Cuesta creer que pueda existir una soledad semejante, sin familiares, sin amigos, sin conocidos, sin vecinos.

Ahora mismo llueve sobre mi casa,  llueve sobre el pueblo,  llueve sobre las carreteras y los caminos,  llueve sobre la sierra de San Quílez y también sobre los campos de maíz y girasol, llueve a través de la noche repiqueteando en las calles iluminadas y en la inmensa oscuridad del campo circundante, llueve y llueve con la precisión del mecanismo de un reloj o un corazón ajeno a los sentimientos humanos, la compasión, la soledad.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Rendición

Tras un largo día
(el más breve de
la historia del mundo
después del de mañana)
proclamo mi rendición:
alzo los brazos y
me dirijo mansamente
hacia la cama.

sábado, 20 de octubre de 2012

Submarinos

El golpeteo de la lluvia en el cristal de la claraboya no me ha despertado porque a pesar de estas altas horas de la madrugada todavía estaba despierto. Navego, como tú, en un submarino.

jueves, 18 de octubre de 2012

Oración

Jesús Miramón del futuro, perdóname por mis pensamientos estériles del presente, perdóname por los laberintos en los que me adentré atraído por el eco de hojas secas; perdóname por no haber aceptado sin resistencia la sencilla y sólida realidad, perdóname por haber desperdiciado tanto tiempo aún conociendo su naturaleza irrecuperable; perdóname todo lo que no supe, perdóname todo lo que sabiéndolo aparté a un lado porque prefería no saber, perdóname la arrogancia, la ingenuidad, la patética inconsciencia de la edad, perdóname lo que de tu pasado, este presente, pueda avergonzarte. Nada hice con verdadera maldad. Todo con ignorancia.

domingo, 14 de octubre de 2012

Una sombra huidiza

¿Escribiré en verso el resto de mi vida?  No.  Aunque haya comenzado a llover débilmente hace unos minutos y la lluvia repiquetee en el cristal de la claraboya, no; aunque la luz de la tarde haya disminuido de repente convirtiéndose en una sombra huidiza, no, no escribiré en verso el resto de mi vida. Es muy fácil, mira.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sin regresar

Cruzando a pie Zaragoza
el día del Pilar
camino de la casa de mis padres,
cruzando a pie las calles
pobladas de acacias y plátanos
cuyas hojas comienzan a caer,
cruzando a pie esta ciudad
que fue mía y probablemente
vuelva a serlo pronto

algo hizo clik
dentro de mí.

Oh, por aquellas calles fui y vine
tantas veces, primero hacia el colegio
de los padres Dominicos, después
tras haber besado a una chica
en el portal de su casa,
al otro extremo de la ciudad.

Una vida no es vida sin renovación, sin cambio,
me dijeron ayer, y es verdad.
Una vida no es vida, pensé, sin regresar.

viernes, 12 de octubre de 2012

El agua del río

Conduzco hasta la estación de autobuses.
Otras personas esperan
en el interior de sus vehículos
a alguien que llegará desde Barcelona.
Esta cálida noche de octubre
nos iguala a todos.  Ella tenía razón,
no podemos detener
el agua del río
con nuestras manos desnudas.

martes, 9 de octubre de 2012

Gaviotas y mirlos

Un pájaro grazna en la noche
fuera de mi casa.  Su sonido
me hace pensar en la mezcla de
una gaviota pequeña y un mirlo.
Después suenan las campanas de la iglesia.
Qué lejos queda el mar, qué lejos
las montañas.  Qué lejos lo que
me trajo aquí y ya no recuerdo.

sábado, 6 de octubre de 2012

Después del ensayo

Después del ensayo acudimos al garaje de Aurora, donde desde hacía horas amigos y familiares celebraban su última noche de soltera. Aurora es compañera del coro y mañana cantaremos en su boda, lo mismo que hicimos el año pasado para su hermana Nuria, también soprano de la coral. Me gusta mucho cantar en este tipo de celebraciones donde la música es un regalo.

Pero la música siempre es un regalo. Durante el ensayo mi mente se recuperó de un día terrible: a media mañana sufrí una crisis que me expulsó del trabajo cuando más personas estaban esperando. Temblor, vértigo, palpitaciones, los síntomas ya conocidos. Nunca pensé que mi mente, es decir, yo mismo, podría hacerme daño, y esto es algo que me está costando aceptar.

Pero la música siempre es un regalo, es cierto. Durante el ensayo, concentrado en las partituras, en mi directora, en mis compañeros, la ansiedad fue desapareciendo poco a poco, vencida temporalmente por el placer, la alegría y las emociones positivas.  La música es un regalo y un bálsamo.

jueves, 4 de octubre de 2012

Irrepetible

Las ocho de la mañana. Recuerda que nunca existió ni existirá un día como el de hoy. Todo es irrepetible.

sábado, 29 de septiembre de 2012

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Heridas de guerra

Es un hombre flaco de cabello rizado, rasgos suaves y ojos tan expresivos que parecen maquillados. Desde primera hora de la mañana deambula por Barbastro hablando solo, siempre solo. A veces se asoma a nuestra agencia, se encoge de hombros, agita los brazos, masculla algunas palabras incomprensibles y se va. El otro día un compatriota suyo que le conocía me dijo que se trataba de una persona muy enferma, me contó que a veces entraba en la mezquita y gritaba que todos los hombres son malos, unos asesinos. «Él fue soldado en la guerra y vio cosas feas, cosas que nadie debería ver, cosas que le volvieron loco», me contó.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Ya nos conocíamos

Fue toda una experiencia ver a Giovanni esperando en la puerta del Chanti el sábado por la tarde. Giovanni y Aafke y José Luis e Isabel. Me aproximé a ellos absolutamente emocionado, conmovido, nervioso, y unos segundos más tarde fue como si aquellos amigos holandeses y yo nos conociésemos de toda la vida. Así es este territorio mágico de la red. Se lo dije a Giovanni mientras nos sentábamos ante una de las mesas donde repongo fuerzas cada viernes después del ensayo: "Ya nos conocíamos".

viernes, 21 de septiembre de 2012

La inminencia

El verano se resiste inútilmente con estos días cálidos. ¿No sientes en el aire un temblor, cierta inquietud anhelante donde se mezclan la nostalgia y la esperanza? Es la inminencia, la frontera, la curva de la carretera tras la cual aparecerá el mar. Yo siempre me sentí cómodo allí.

martes, 18 de septiembre de 2012

Tan tonto

Los dos pequeños murciélagos vuelan juntos de un extremo a otro de la calle iluminada por las farolas. Más arriba no se ve una sola estrella en el cielo cubierto de nubes oscuras. Respiro. No siento pena ni alegría, sólo respiro. Por la mañana los feriantes ya habían desmontado sus instalaciones y emprendido camino rumbo a las fiestas de Monzón, a diez kilómetros de distancia. Respiro y siento que casi todo es tan tonto, tan banal, tan absurdo. Todavía no ha llegado el frío de verdad, el frío que me convertirá en una persona. Busco a la salamanquesa en la terraza pero esta noche no se deja ver. Ella también respira, también consume su oportunidad. La plaza junto a la Residencia de día está desierta, ya no se escuchan grupos de jóvenes haciendo botellón y fumando porros. El verano ha terminado.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Cataluña

Llegué a Cataluña una mañana de diciembre de mil novecientos ochenta y siete tras viajar durante toda la noche en uno de aquellos trenes expresos que atravesaban la península ibérica de punta a punta. La estación de Gerona estaba situada en un paso elevado sobre la ciudad. Recuerdo que salí del vagón y tras descender unas escaleras me encontré en una plaza ajardinada. Era tan temprano que la cafetería del parque todavía no había abierto. Recuerdo que me detuve allí en medio con mi maleta a los pies sin saber qué dirección tomar. Nunca olvidaré aquella sensación de libertad, aquella gozosa incertidumbre. Había tanto que aprender.

Tres días más tarde había alquilado un pequeño apartamento en la calle Mare de Déu de la Salut. Era tan caro que pagarlo me impedía salir de copas por la noche como hacían algunos de mis compañeros de trabajo, algo que me daba igual porque deseaba fervientemente vivir solo.

Todo era nuevo para mí. ¡El idioma para empezar, nadie me había advertido de que en Gerona todo el mundo hablaba catalán! Sé que ahora resulta ridículo decir algo así, pero confieso que no esperaba aterrizar en un país tan diferente. Aquellos primeros días de diciembre, fríos y lluviosos, dejaron en mí una poderosa impronta. Tanto como la patente y cotidiana realidad de su lengua ignoraba la belleza de las callejuelas y rincones del Barri Vell, el Call, los puentes sobre el río Oñar. Gerona, mi primer destino como trabajador de la Seguridad Social, había resultado ser un lugar mucho más insólito y hermoso de lo que hubiera podido imaginar.

Aquel mismo año M. aprobó sus propias oposiciones obteniendo una plaza de profesora en un pueblo muy cerca de Tarragona. Algunos fines de semana ella venía a mi pequeño piso y otros iba yo al suyo, un apartamento diminuto que se asomaba al puerto industrial de la ciudad. Todavía guardo en mi memoria las luces de los petroleros flotando como naves espaciales en la oscuridad de la noche. Teníamos veinticuatro años y, además de follar sin parar, queríamos explorar juntos todo lo que la vida quisiera traernos. Aquellos fueron algunos de los años más felices de mi vida.

Ya no vivo allí pero amo a Cataluña. La amo y, como suele suceder en el amor, la admiro. Hablo su idioma, una lengua que me encanta practicar a la mínima ocasión. Me gusta su especial sentido del humor, su sentido común, su manera de ser, su modo de enfocar los problemas. Dos de las amigas con las que me reúno cada noche de viernes en el Chanti son catalanas, mi mejor amigo es catalán y cuando digo mi mejor amigo estoy queriendo decir mi cuarto hermano, una de las personas a las que más quiero en el mundo. En realidad yo mismo me siento un poco catalán como me siento un poco irlandés y un poco aragonés y un poco navarro. Lo digo y lo diré donde sea menester: amo a Cataluña.

No sé qué sucederá en el futuro. El otro día miles y miles de personas salieron a la calle pidiendo la independencia. Hay una parte de la población de Cataluña que no quiere seguir siendo española y puedo comprenderlo, ¿cómo gobernar los sentimientos? En cualquier caso ellos decidirán qué quieren ser y ése es su derecho. Yo, como amigo, lo respetaré sea cual sea el resultado.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Mocos y todo eso

El ataque me sobrevino en el pasillo de los lácteos del supermercado. Estaba a punto de colocar una botella de leche en el carro cuando de pronto mi cuerpo entero entró en caída libre: sudor frío, náuseas, un peso en el pecho, ahogo, un pitido agudo en los oídos que, sin embargo, no me impedía escuchar los latidos de mi corazón desbocado; vértigo, irrealidad, la inminencia de la muerte. Recuerdo que miré a mi alrededor y vi a una señora que observaba los yogures. Pensé: «Ella será la primera en asistirme cuando caiga al suelo». Pensé: «Llevo la cartera en el bolsillo trasero del pantalón y sabrán quién soy». Pensé: «Pobre M., se quedará sola». Luego, no sé por qué, recordé lo que personas queridas me habían contado sobre sus crisis de pánico y tuve la certeza de que eso era lo que me estaba pasando a mí, así que me apoyé en una columna e intenté respirar como hacemos antes de los ensayos del coro, lenta y profundamente. Funcionó. Poco a poco sentí cómo mi mente se alejaba a regañadientes del abismo, enfadada al no haberse salido con la suya. No me resultó fácil acabar la compra y conducir hasta Binéfar pero, por extraño que parezca, estaba empeñado en hacerlo y lo hice.

Al día siguiente Ana, mi doctora, me confirmó lo que yo había sospechado. Me dijo que mi ataque de ansiedad había sido de manual. Yo, todavía desconcertado y blando, lloré un poco. No mucho, sólo un poco, lo que no pude impedir a pesar de todos mis esfuerzos. Llorar de verdad, llorar con lágrimas, mocos y todo eso, siempre se me ha dado fatal.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Amanecer

Abro los ojos al amanecer. En el rectángulo pálido de la claraboya un avión traza lentamente su estela a pocos centímetros de la luna.

jueves, 6 de septiembre de 2012

La canción del grillo

Conozco la letra de la canción del grillo, dice: busco una hembra, soy un macho sano y fuerte, ¿hay alguien ahí?; dice: he venido a este mundo para impedirte dormir y no te tengo miedo porque tú eres tan grande y yo soy tan pequeño que nunca me encontrarás; dice: cri cri cri, cri cri cri, cri cri cri; dice: ¿Qué significa la realidad? ¿Por qué brillan las estrellas en el cielo? ¿Por qué soy un grillo en vez de ser tú? ¿Por qué soy un grillo en vez de no ser nada?; dice: estoy vivo, existo, canto; estoy vivo, existo, canto; estoy vivo, existo, canto.

martes, 4 de septiembre de 2012

Bienestar

Me he preparado una infusión llamada «Bienestar» que, si la etiqueta no miente, se compone de tila y naranjo. Como estaba muy caliente la he dejado enfriar y durante la espera me he servido otra infusión compuesta de hielo y bourbon. Oh, dios, así es mi vida.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Después del ensayo

Después del ensayo vamos a tomar una copa. La frescura de la noche logra que las últimas semanas de calor demencial desaparezcan repentinamente como si nunca hubieran existido.

Sentados en la terraza del Chanti hablamos de la crisis, hablamos de la posibilidad real de la independencia de Cataluña, de los recortes en la sanidad pública, de la vertiginosa decadencia de Europa; nos preguntamos si no estaremos siendo protagonistas de un momento tan histórico como triste, el ocaso de un tiempo que arranca en Pericles y agoniza bajo la victoria del sistema económico que finalmente logró abolir la política.

De vuelta a casa conduzco, como Teseo, por la calle estrecha y desierta, un pasadizo a través de la noche.

jueves, 30 de agosto de 2012

Agotamiento

Comienzo a sospechar que estoy agotado o a punto de agotarme. No cansado, no sin fuerzas para continuar adelante, sólo casi vacío de algo que merezca la pena ser contado. No pasa nada. Es normal. Son demasiados años escribiendo aquí. Tal vez debiera tirarme por la borda y contemplar desde el agua cómo me alejo. Tal vez debiera coger el toro por los cuernos y abrirme con ellos las tripas. ¡Alto! ¡Basta! Nada de exageraciones ridículas, ¿no te da vergüenza? Por favor.

sábado, 25 de agosto de 2012

Bodas de oro

Recientemente han llegado a nuestras manos algunas fotografías que nunca habíamos visto. En dos de ellas aparecéis vosotros hace exactamente hoy cincuenta años: en una estás tú, mamá, dirigiéndote hacia la iglesia del brazo del tío Felipe, y en la otra estás tú, papá, caminando en la misma dirección junto a la tía Elena. Qué jóvenes y guapos estáis, qué jóvenes e independientes, únicos, insólitos, tan anteriores a nosotros y nuestras familias, nuestros hijos, vuestros nietos; en esas imágenes sólo sois dos jóvenes en medio de la inmensidad del mundo caminando hacia vuestro futuro, hacia este momento. Qué misterio maravilloso es la vida, qué río imparable, qué aventura.

Queridos papá y mamá, pensaba que no sabría cómo expresar lo que sentimos por vosotros pero creo que sí que sé: lo que sentimos por vosotros es orgullo, respeto, ejemplo, admiración, ternura, agradecimiento y, sobre todo, lo que tanto nos habéis enseñado: amor, amor, amor.

Ah, por cierto, hacéis tan buena pareja hoy como hace cincuenta años, aquel día en el que comenzó un viaje que continúa, un viaje que ya nunca se detendrá.

Susana, Carlos, Javier y Jesús Miramón Arcos
25 de agosto de 2012

jueves, 23 de agosto de 2012

Agosto

Agosto se precipita lentamente hacia su fin pero el calor no disminuye. Las estrellas nocturnas se evaporan en el cielo. Naves enviadas desde un planeta azul aterrizan en el nuestro para explorarlo.

martes, 21 de agosto de 2012

Una ambición desmedida

Para mí escribir no consiste solamente en narrar los más grandes y extraordinarios acontecimientos del mundo; para mí escribir, escribir de verdad y con ambición, consiste en dar testimonio de nuestra respiración.

sábado, 18 de agosto de 2012

Un recodo en el camino

En medio de la madrugada
late nuestro corazón
mientras la luna
se traslada hacia la noche
de otros náufragos
como tú y como yo.

La luna que no conoce el día,
la luna que no conoce el sol.


Late nuestro corazón
mientras la corriente
nos empuja hacia
la catarata, el bosque,
un recodo en el camino,
la ladera cubierta de hierba
empapada de rocío.

viernes, 17 de agosto de 2012

Ola de calor

Esta nueva ola de calor, la tercera o cuarta en lo que llevamos de verano, aplasta la voluntad, evapora la inteligencia y, en general, animaliza. Porque el calor es simple, no especula, no ofrece alternativas. Cuarenta grados. Treinta y ocho. No hay más.

Que el tiempo -y en sus fauces nuestra vida- fluya rumbo al fresco y amable otoño, rumbo al invierno, rumbo a la primavera del año que viene y después, más allá, a otro verano terrible que ni siquiera me atrevo a imaginar.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Vedijas

He visto cómo el viento agitaba las hojas del jazmín y he salido a la terraza. Sobre el perfil del pueblo coronado por el campanario de la iglesia de San Pedro se cernían, ajenas a la existencia de mi especie y sus obras, un grupo de nubes oscuras, vedijas flotantes sobre una súbita melancolía sin motivo aparente. Si el verano me provoca semejantes sentimientos ¿qué será de mí cuando llegue el otoño?


lunes, 13 de agosto de 2012

Nada que ocultar

Observo el mundo a través de unos cristales que compensan la miopía de mis ojos. Un corazón tan corriente como cualquier otro bombea sangre hasta el último milímetro de mi cuerpo. Todos y cada uno de mis pensamientos nacen de las conexiones de las neuronas de mi cerebro en el interior de un cráneo que algún día cada vez más cercano se convertirá en calavera. Si estoy hecho de carne y huesos qué podría ocultar. Qué secretos. Qué dudas.

domingo, 12 de agosto de 2012

No hacia otro lugar

Salgo de Zaragoza kilómetro a kilómetro a través del desierto, kilómetro a kilómetro sobre una carretera que me lleva hacia al futuro, no hacia otro lugar.

Si voy o regreso carece de importancia: demasiadas veces fui y regresé, demasiadas veces soñé, imaginé, me arrepentí; demasiadas veces me quedé en el sitio sin moverme un milímetro. Las estériles paredes de yeso y tiza me contemplan mientras conduzco hacia el futuro, no hacia otro lugar.

Yo no elegí existir en este mundo y sin embargo tú, que viajas a mi lado, me escogiste. ¿Cómo expresarte lo que eso significa para mí? Después de tantos años déjame decirte una cosa, amor mío: tú eres mi viaje, tú y yo precipitándonos juntos hacia el futuro, no hacia otro lugar.

viernes, 10 de agosto de 2012

Una declaración de amor

Kazajas, etíopes, norteamericanas, eslovenas, inglesas, españolas, islandesas, australianas, brasileñas, chinas, rusas, alemanas, francesas, keniatas, argelinas, ucranianas, canadienses, jamaicanas, holandesas, italianas, griegas, japonesas; lanzadoras de jabalina, velocistas, waterpolistas, mediofondistas, karatekas, palistas, saltadoras de altura, maratonianas, regatistas, ciclistas, jugadoras de balonmano, gimnastas, lanzadoras de disco, esgrimistas, arqueras, nadadoras, amazonas. Estos juegos olímpicos de Londres me confirman lo que siempre sospeché: amo a las mujeres.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Tan extraño

Hace semanas que los vencejos y aviones comunes desaparecieron de los cielos de Binéfar de un día para otro, como quien dice. De sus chillidos acrobáticos sobre los tejados erizados de antenas sólo queda un eco idéntico a la última luz del atardecer.

Las pequeñas estaciones que las estaciones contienen fluyen hacia adelante tan irremediablemente como éstas. ¿Por qué el mundo que conozco continúa resultándome tan extraño, tan inaudito?

Algunas de las grandes hojas de los castaños de indias que rodean el lugar donde trabajo ya han comenzado a adelantarse al otoño, su verde clorofila transformándose poco a poco en el color del cielo de un lejano planeta.

viernes, 3 de agosto de 2012

Hélices

Las hélices del ventilador convierten esta buhardilla en un hidroavión que poco a poco toma velocidad hasta despegar y alzarse finalmente sobre los campos amarillos rumbo al Norte, al Norte, siempre al Norte.

jueves, 2 de agosto de 2012

Madreselva

Por la tarde había quedado con José Luis en el Chanti y allí estuvimos hablando durante casi tres horas, a salvo del calor infernal del exterior gracias al aire acondicionado y los gin-tonic. Más tarde, por la noche, hablé por teléfono durante largo rato con una queridísima amiga que lo está pasando mal.

Nunca fui persona de muchas amistades, no soy demasiado sociable y los grupos -un prejuicio como cualquier otro- siempre me produjeron desconfianza. Sin embargo, para mi sorpresa, tengo algunos pocos amigos, algunos seres humanos que se cruzaron en mi camino, me enamoraron y, por increíble que parezca, me correspondieron.

Ahora la noche gira sobre mi casa. Diminutos murciélagos vuelan como pañuelos alrededor de la luz de las farolas de la calle. Las salamanquesas, adheridas a muretes y techos, acechan a sus víctimas con ojos de sorpresa permanente. Bajo la luz de las estrellas crecen lentamente la madreselva y el jazmín.