miércoles, 20 de diciembre de 2017

Ni nuevo ni pertinente

Este año he decidido que no me gusta la Navidad. Me hace mucha ilusión cocinar para mi familia, para mis padres y hermanos y sobrinos, pero reconozco que me haría la misma ilusión hacerlo en septiembre o en febrero. Sé que no estoy diciendo nada original, pero la Navidad y toda su parafernalia, los adornos, las compras, etcétera, me ponen enfermo, e imagino que si no fuese ateo todavía me pondrían peor.

Y como no estoy escribiendo nada nuevo ni pertinente ni que aporte lo más mínimo a nadie, aquí termino. ¿Ya he dicho que no me gusta nada la Navidad?

7 comentarios:

Epolenep dijo...

Sólo lo soporto pensando en rituales paganos y en el movimiento de la Tierra en el universo. En la luz y en su vuelta, en la soledad y el silencio del bosque, en el calor del fuego y de la lana. Lo demás me mata, incluso la comida. Hibernación imprescindible!!! Este año sin otoño, más que nunca...

Jesús Miramón dijo...

En la soledad y el silencio del bosque, con el calor del fuego de la chimenea, yo también la soportaría, querida Eponelep. Pero inténtalo en Barcelona o Zaragoza, comprando en un gran centro comercial.

Eso sí: yo no quiero hibernación, ¡quiero sentir y acumular todo el frío posible para los largos meses de calentamiento global que habré de soportar más pronto que tarde!

Dicho esto: me adapto a la realidad familiar e intento hacer la puta Navidad con cariño. Sorprendentemente lo logro. El amor es invencible.

Elvira dijo...

Pues viva el cariño, y lo demás sobra.

Un abrazo, Jesús

Jesús Miramón dijo...

Eso, es, Elvira, ¡viva el cariño!

Un beso.

andandos dijo...

Pero cuesta mucho hacerse la Navidad soportable. Bueno, lo dejo, que ya ha acabado. Creo que en mi cabeza, hoy que es ya nueve, no queda nada, sorprendentemente para mí. Imparable me encamino hacia los sesenta años.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Mi mejor regalo de navidad han sido todos tus comentarios en este lugar bastante solitario pero, quiero creer, no demasiado frío para quienes no gustan como yo de él.

Te encaminas hacia los sesenta años con una mirada y una curiosidad y una inteligencia que iluminan tu camino no sólo para ti sino para quienes te conocemos y seguimos y sentimos el afecto de la amistad.

¿La Navidad? No sé, ¿sucedió hace miles de años?

Imparable te encaminas hacia más, siempre más.

Un abrazo fuertísimo.

andandos dijo...

No es un sitio solitario, este, pero lo miran, lo leen las personas a las que les interesa lo que escribes, aunque no siempre comenten, como sabes. Yo lo leo siempre, también lo sabes, pero para comentar hay que tener tiempo, como para escribirlo, que ya lo sé yo. Llámame, que será más fácil ponernos de acuerdo para pasear por el canal. A su lado, vamos.

Un abrazo