sábado, 31 de octubre de 2015

Ladra un perro

Ladra un perro en la calle mientras me desangro lentamente. Qué dato sin importancia. Pero este es el momento y nada ni nadie puede cambiarlo: ladra un perro en la calle y a continuación pasa el ruidoso camión de la basura. Después se hace este falso silencio consistente en un agudo pitido permanente en mi cerebro. Toda mi energía se consume en el esfuerzo de no volverme loco.

12 comentarios:

Elvira dijo...

Vaya, sé muy bien de lo que hablas, y siento que también te pase. Justo ahora estaba meditando y el pitido parecía sonar más fuerte. No te diré que me he acostumbrado, pero casi. Hace 15 años, cuando empezó, me causaba una ansiedad terrible. Un abrazo muy fuerte!

Elvira dijo...

PD: Me debes una llamada. ;)

NáN dijo...

Parece que en "Fin" no se puede comentar. Va aquí:

Querido amigo. Hace bastantes años conocí a un tipo mayor que yo en una ciudad de provincias que visitaba yo con frecuencia. Su padre había abierto una fábrica de caramelos casi artesanal que daba de comer a toda la familia y él la convirtió en una potente fábrica industrial que vendía en buena parte del país. Lo que le gustaba era leer y le habría encantado estudiar algo de letras. Pero hizo lo que tenía que hacer y siempre se sintió infeliz.

Cuanto tuvo un hijo, como no quería que heredera su infelicidad, cuando fue creciendo le hizo socio (él también) del equipo de fútbol local. Lo llevaba a los deportes. Me decía que era preferible esa vida, con un berrinche alguna noche de domingo, pero siempre con expectativas de futuro, a su tristeza permanente. Y eso que entonces no había cada mes dos Partidos del Siglo.

Los “de letras” nos apagamos a veces. Muchas de las señales del mundo exterior bordean lo doloroso. Yo mismo me he apagado dos veces y te reconozco que siento ahora la tentación de dejarme llevar a una tercera. Por mis dos experiencias, no quiero repetir.

Pero eso es algo personal: cada uno decide. Lo que sí sabemos es la casi certeza de que al final nos levantaremos, renaceremos. Porque a pesar de lo triste, el Mundo sigue teniendo mucho de hermoso, de bueno, de compasivo, de emocionante. Y seguimos haciéndole falta a alguien. Por esos “álguienes”, es mejor no poner fin... aunque sea un fin que casi siempre resulta temporal.

Elvira dijo...

NáN: suscribo tus palabras. Lo has expresado muy bien.

Jesús: a mí me importa que estés bien, escribiendo o sin escribir. A veces un don se apaga y surge otro. Eso me ha pasado a mí. Pero también puede ser que vuelvan las aguas al río que parece seco.

Un abrazo a los dos

Portarosa dijo...

Hacemos trampas, porque parece que no querías que te comentáramos :)

Me parece que NáN ha dejado un comentario muy oportuno. Yo añadiría que dudo mucho de tu pérdida de un don que, como sabes, para mí ha sido el más fiable y constante de todos los blogs que durante años he leído.

Será, sin más, que ahora no tienes ganas.

Pues ojalá te vuelvan y tú vuelvas a escribir, porque te aseguro (te aseguro) que te echaré de menos.

Un abrazo. Y ven a vernos de vez en cuando.
P.

Paco dijo...

Otro tramposo se salta las normas y escribe aquí el comentario que debería ir en otro lugar:

Escribir no es don que se acaba. Es algo que surge y no se puede parar. Luego hay que tener la paciencia y la costumbre de darle una forma concreta, pero eso no se acaba. Se aminora. Se emborrona. Se agolpa. Se olvida, temporalmente si acaso...

Antes de lo que piensas una idea prisionera aparecerá en tu cabeza y tu querrás darle forma escrita para liberarla.

Hasta pronto.

CG dijo...

Vaya... No creo que el don, como tú lo llamas, que evidentemente tienes sea fácil de perder. Será una mala racha. Cuando vuelvas, por aquí estaremos. O nos encontraremos cualquier día al lado de tu mesa de trabajo. O quizá en un bar.

Anónimo dijo...

Tus entradas han sido de las mas bellas que he encontado en la blogosfera y ha sido un placer disfrutar de tu sensibilidad para expresar la realidad. Comparto tu mirada pero soy incapaz de juntar dos letras por eso me impresiona tanto que algunos seáis capaces de hacerlo. Los dones no se pierden pero la vida tiene etapas. Quizás ahora no toque escribir y haya otras cosas a las que prestar atención o puede que solo sea un cansancio pasajero. Qué sabemos! En cualquier caso te mantengo en el feedly y no pierdo la esperanza de seguir leyendote. Un abrazo y animo!

Mer

Elisa dijo...


Yo tampoco pierdo esa esperanza.

Aunque no haya asomado desde hace mucho rato, paso por acá, no dejo de mirar a tu ventana, no dejo de leerte.

Jesús Miramón dijo...

Quienes me leéis desde hace años ya sabéis de mi facilidad para, como diría una amiga mía, el pequeño drama personal. Perdonadme. Todo va y viene. Gracias y un abrazo a todos.

Teresa A. dijo...

Conozco de sobra esa sensación, llevo unos cuantos años así, cerrando ventanas y abriendo otras nuevas, resisitiendome a no escribir, pero haciéndolo, aunque sea poco y mal. Son etapas, bajones intermitentes, pero eso que tú llamas "el don" es fuerte, más cabezón que la vida que te arrastra a otras cosas.

Yo también confío en verte de nuevo por aquí. A mí, personalmente, me hace falta leerte. Aunque no diga nada.

Jesús Miramón dijo...

Querida Teresa, yo lo recuerdo todo. Te recuerdo antes y después. A mí, personalmente, me hace falta que me leas, aunque no te diga nada. Un beso fuerte de oso. Cariño.