sábado, 26 de marzo de 2011

85

Una bandada de estorninos sobrevuela mi casa graznando y chillando como si hablasen entre ellos. Salgo corriendo a la terraza pero ya están lejos, al oeste, sobre el campanario de la iglesia de San Pedro. El bullicio de su paso permanece en el cielo durante unos segundos antes de desaparecer.

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