domingo, 16 de enero de 2011

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La leña silba y chisporrotea, me ha costado trabajo que prendiera, empapada de niebla como estaba. Cuando he salido a la terraza no se veía nada en cinco metros a la redonda. Horas antes dormitaba en el sofá mecido por un programa de la televisión sobre el cinturón de Kuiper, y antes de eso, mientras preparaba la fideuá de sepia que nos íbamos a comer, tomábamos en la cocina un vermut consistente en mejillones en escabeche y aceitunas rellenas acompañadas de unas cervezas. Menos mal que por la mañana estuve pedaleando un buen rato sin avanzar un solo milímetro, haciendo trabajar a mi corazón. Sí, la leña silba y chisporrotea al fin. No he puesto mucha, sólo la necesaria para que este domingo se acerque mansamente a la orilla.

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