sábado, 11 de septiembre de 2010

Tan cascarrabias

Han comenzado las fiestas y casi todas las familias sin hijos menores ni otros compromisos han huido rumbo a la playa o la montaña, lo más lejos que podían. Desgraciadamente la mía no está entre ellas y, como cada año, tendré que soportar el bullicio de las peligrosas ferias ambulantes, el eco de la música de la carpa de las peñas a todo volumen hasta el amanecer y los inevitables botellones en el pequeño parque de atrás.

Cuando Carlos vuelve del chupinazo con la cabeza empapada cubierta de grumos de harina y camino de la ducha dice sonriente que se lo ha pasado genial no puedo evitar sentirme un poco culpable: ¿cómo puedo ser tan cascarrabias?

6 comentarios:

Ofelia Gasque Andrés dijo...

Estimado Jesús, estamos viviendo la misma situación, entonces, se me ocurren varias respuestas en las que me incluyo:
Siempre fuimos niños viejos o....cuando éramos cromañones teníamos como vecinos a una tribu caníbal y vivíamos sin hacer ruido o....tenemos una especial sensibilidad ante el caos y el desorden o....que simplemente nos gusta estar en un ambiente tranquilo y sosegado, sin estridencias.
Ya pasará.
Un beso silencioso*

Enric Batiste dijo...

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar auella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo." (G. G. Márquez, Cien años de soledad)

Un recuerdo tan mágico e imborrable
como uno de un ambiente tan festivo
como ese de una de fiesta en fiesta mayor

Abrazo de silencio

Jesús Miramón dijo...

La verdad es que yo nunca he sido mucho de fiestas ni sitios ruidosos. Qué bueno lo de los vecinos caníbales que en el umbral de nuestra raza nos acostumbró a vivir en silencio. Cuando he leído tu comentario he pensado también en mi pasión por la música y en que soy un poco músico, si cantar en una coral desde hace diez años me otorga esa condición. La música es imposible sin silencio, tal vez por eso me molesta tanto el ruido y el follón. Un beso.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Enric, no niego que un pueblo en fiestas tenga cosas interesantes y hasta conmovedoras, las mismas ferietas tienen un punto ingenuo y antiguo que no deja de tener su aquel. Lo que pasa es que no me dejan dormir ni descansar. Un abrazo.

NáN dijo...

Aunque las fiestas han perdido el sentido, porque todo el año se puede ir a sitios con música, no como antes, la celebración colectiva con la toma del espacio público es importante.

Hay qie soportarlas aunque ya nos parezcan insoportables. Porque son 2 o 3 días en todo el año. De joven, me lo pasaba genial en las Hogueras de Alicante. Tres días de casi no dormir. Ahora hay otros que disfrutan (aunque tengo la suerte, je, jé, de no estar allí). Con la pérdida de las fiestas en la calle y sus ingenuidades, perderíamos algo que es de todos.

Así que, querido Jesús el Cascarrabias, ajo, agua y resina. Y disfruta de la sonrisa de tu hijo con la cabeza cubierta de una pasta innoble.

Jesús Miramón dijo...

Que sí, Nán, que tienes un poco de razón, vale. Pero ser cascarrabias consiste precisamente en no tener del todo de la razón, ¿no? Además, tú mismo te alegras («jé, jé») de no estar en las fiestas de Alicante, así que... Eso sí, el ajo y agua no me lo quita nadie.