jueves, 17 de julio de 2008

Relinchos

Schssssssss, hablemos en voz baja porque son las cuatro de la madrugada y no quisiera despertar a nadie. Ya sé que es muy tarde, pero estoy de vacaciones y mañana podré dormir hasta que mi organismo despierte sin ayuda. ¿Qué me ha traído a horas tan intempestivas? La lectura: continúo con Alejandro el macedonio tragando polvo, urdiendo planes, rindiendo ciudades y fortalezas, alejándome de mi casa. Recuerda que respiró el mismo aire que respiramos tú y yo. Recuerda que murió más joven que mi edad. No lloraré de envidia, como dicen que hizo Julio César, al reflexionar sobre lo que Alejandro logró en treinta y tres años. Por alguna razón me es más sencillo imaginar el sabor metálico en el velo del paladar antes de una batalla que la gloria del desfile triunfal. Pero chitón, mejor regresar a las páginas un rato más antes de dormir. La luna brilla sobre el desierto como una moneda de plata. Los caballos relinchan en sueños.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuve fuera unos días. Los mayores necesitaban la atención que les da normalmente la persona que estos días necesitaba vacacionar y allá fui yo, a echar una mano. No tenía mi computadora; bueno, sí la tenía pero no sirvió para mucho. La conexión a Internet en esa casa es algo fuera de lugar. Los mayores no la necesitan, la joven que les acompaña ni siquiera lee. Hoy, en mi amanecer de nuevo en casa, te he leído. Y como otras veces me han emocionado tus palabras. Las que reconocen los inicios del vuelo libre de vuestra hija, las de los sueños, las del sentimiento de felicidad y bienestar, hasta las de tu rechazo a lo que a mí me provoca los mejores momentos del año: el calor. El calor, el agua, cielos azules, la desnudez y hasta la belleza.
La luna llena ha vuelto a asomar. Ayer, volví a ponerme frente a ella y le agradecí su hermosura, su luz.
Estoy en casa. Me siento feliz en ella. Es mi lugar, nuestro lugar.
Buen día para ti, para los que te leemos.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Estrella, ayer también yo le eché un vistazo a la luna (¿somos lunáticos?). La noche era fresca y muy agradable, aunque hoy ya han advertido de la llegada de una ola de calor proveniente de África. Estos primeros días de vacaciones están siendo de verdadero descanso, hacía mucho tiempo que no me sentía tan relajado. Es lo más parecido a un sanatorio: apenas salgo de casa y dejo pasar el tiempo como si me sobrara todo el del mudo. Los días que vendrán serán más inquietos, de viajes, turismos y exploraciones. Ahora toca no hacer nada y disfruto enormemente de semejante lujo. Cada cosa a su tiempo.

:-)

Miranda dijo...

Estarías encantado este año por aquí.
Brisa fresca, terrazas bajo el sol con airecillo que no te sofocas.
Un placer.
Casi todas las tardes se nubla algo, y por la noche hay que dormir con colcha o con una mantina que no pese, ha habido días que hasta hacía frío.

Se está genial.
Un verano apacible y suave.
Estamos planeando la escapada a por las rabas con mariajo, a ver si saco fotacas y te las mando.

Beso.

M.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Miranda, qué suerte la tuya: ¡vivir en el norte... ! Yo aquí sobrevivo gracias al aire acondicionado y el ventilador. Tómate en Oyambre un vaso de vino blanco a mi salud (qué rico aquel vino que se bebe por allí, ¿cómo se llamaba? ¿de Nava?).

Un beso :-)

Miranda dijo...

De la nava, en realidad es de Valladolid (Nava de Rey), que lo traen y lo meten en barricas de madera, de jerez.

Caerá, y brindarons por ti y los tuyos.

Parece que esta semana va a hacer calor (escribo con una bata bien cerrada con 14º entrando fríos por la ventana), así que igual lo retrasamos, que no es cosa de derretirse en el viaje.

Beso.