jueves, 18 de octubre de 2007

Costumbre de falta

Las lámparas de la pared se reflejan en el cristal de la terraza, transformado en un espejo por la oscuridad. Pasó el día. Fluyó como un manso río a veces, como un torrente precipitándose al abismo a veces, y pasó: ya no existe. Se llamaba "jueves, dieciocho de octubre de dos mil siete". Cada noche no es más de mañana, camino del verano (camino de la primavera, camino del invierno).

2 comentarios:

Luis Rivera dijo...

Tienes razón, Jesús, cada día es una fecha y a veces pasan cosas que se recuerdan y casi siempre no pasa sino lo cotidiano, que es como una película sin fin.

Jesús Miramón dijo...

Sin embargo lo único verdaderamente cierto de esta película es que tiene un fin. El mayor milagro del ser humano humano consiste en que, sabiéndolo, seamos capaces de vivir con alegría y esperanza.